sábado, 12 de mayo de 2007

MOMENTOS

El día no había terminado, pero si lo habían hecho las oportunidades que la vida le ofreció una vez, y con el sol extinguiéndose, decidió sentarse en el suelo, caliente, y aunque afectaba su salud, eso carecía de importancia para él. El viento que movía sus cabellos y acomodaba sus ropajes, le recordaron lo ordinaria que su vida fue, y lo dolorosa que es ahora. El tiempo parecía un fantasma, desde aquel fatídico momento, hace ya varios días, pero el lo sentía como muchos años atrás, cuando era feliz, con su rutinaria vida, comía, trabajaba, dormía. Ahora, el lo daría todo por volver atrás, y hacer todas aquellas cosas que no hizo antes, pero eso es tarde ahora. El no lo sabía, y aun no termina de comprenderlo ahora, que el destino es impredecible, aun con una vida rutinaria como la que vivió antes. Él, como la mayoría de los que habitan el mundo, no sabe nada de lo que es y significa la vida. El volvía de su trabajo, a su casa, como lo hacía siempre, pero fallo en el intento. Su descendencia se había salvado de existir, puesto que él, nunca compartió su vida con ninguna mujer, y nunca conoció el don de ser padre, el, vivía solo y no conocía la vida. Pero la vida lo conocía a el, y como resultado de aquel horrible accidente de transporte, en el que algunos murieron, el quedó invalido, pero aun así, no parece que la vida le haya dado otra oportunidad.

Mario Guevara (14), Guayaquil, Ecuador, http://historiasynovelas.blogspot.com/

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