Me retiro fumando un cigarrillo.
Tal el fin de mi participación como protagonista de esta historia.
Así termina mi vida.
Nada más que eso. Luego de haberme hecho amar hasta la locura, matar con el mayor de los odios, llorar hasta quedar sin lágrimas ni saliva, me retiro fumando.
No quiero.
No es lo mío dejar que se diluya mi vida en unas pocas palabras.
Tengo que recuperar aquello que dejé.
Morir para poder vivir con los que maté, como si al hacerlo no estuviera muriendo de a poco, y vivir para poder seguir amando a los demás, aunque esto también signifique ir muriendo.
Porque se que el fin es inevitable, pero quiero retirarme apasionado, encendido, vibrando.
No ocultándome bajo la nube gris de humo y vergüenza, como si fuera un fugitivo de los días que viví, escondiéndome de la bruma de una historia que nunca hubiese elegido.
Marcelo Truffini
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