ARMONÍA
Sentía que la angustia le producía un dolor atenazante en el pecho.
-No es nada físico- se dijo ratificando con un gesto de su mano su mudo diálogo interno y apagó la radio que transmitía noticias de guerras, terrorismo y muerte.
Vino el gato gris, mimosísimo, telepático, a pedirle que lo levante en busca de caricias, actuando como catalizador de ese stress que lo atería, en cariñosos pellizcos a los que respondía con fuerte ronroneo.
-Sabés Rodríguez (extraño nombre para un minino) siempre ruego a Dios por un poco de luz para tantos ciegos de espíritu, me ves luchando por mantener este pedazo de tierra, como un retazo de paraíso, tratando de captar buenas ondas geológicas, para que puedas ustedes disfrutar del verde césped, la frescura de los árboles frutales, el baño para los gorriones en estos cálidos días, las miguitas para la pareja de torcazas que viene todas las tardes...
Con el gato en brazos, salió al patio bajo el hermoso parral, verde y perfumado de uvas moscatel. Miró todo es pequeño mundo que era su alcázar y agradeció a la naturaleza la respuesta tan favorable a sus amorosos cuidados. Las flores eran del doble del tamaño normal, los colores vibrantes, la armonía del Feng Shui se palpaba en el aire.
Los amigos decían extrañados: "que paz hay aquí"
Siempre algún picaflor en las Santa Marta, abejas en las cañas de ámbar de perfume embriagador y al atardecer, como apurándose, las Damas de Noche compitiendo por ver quien abría primero y más blanco.
Respiró hondo, balanceando su Chí, caminando descalza por el pasto fresco, recortado, que le costaba manos callosas y dolores de espalda.
-¡Mirá, Rodríguez, que poco y cuánto para se feliz!. Quisiera saber si los poderosos que hacen guerras de billones, alguna vez tuvieron tanta riqueza como vos y yo, hoy.
Un recuerdo para Rodríguez, con amor y gratitud
Clara
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