SOBREDOSIS
Deslizó su pincel 100 veces sobre la misma línea imaginaria. Su mirada pérdida en un punto fijo descifraba el temor de algún recuerdo clavado en su memoria. Un eterno letargo, como sumergido en una nube de gas. Por años cargo una y otra vez el mismo revolver y nunca lo quiso disparar. Ricardo habría ocupado toda la mañana en despedirse de sus amigos o de su novia, pero el tiempo no le alcanzo para eso. Las marcas en sus brazos y las jeringas en el piso, harían más tarde, suponer a su familia la causa de su muerte.
KeRo
Chile
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1 comentario:
ese instante clave en el cual decidimos nuestro final está muy bien representado en este cuento, que en pocas líneas condensa ese momento.
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