AQUEL PUEBLO
La noche acoge entre sus garras a la mujer que es toda seda, escotes y provocación. Se alimenta de hombres y mujeres sin discriminar ni escoger. La condición: que cada uno le lleve un miembro amputado de su propio cuerpo, envuelto en una funda transparente. Si a ella le gusta lo que ve, regala joyas y dinero en grandes cantidades. Si no, mata a su víctima sin ningún remordimiento. Solamente Noa, el joven herrero del pueblo, se niega a caer en la tentación. Unos dicen que por miedo; otros que porque es homosexual; unos más que porque es virgen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario