CUENTO DE NAVIDAD

EI bullicio en el transitar de la gente con gruesa ropa de abrigo, las calles bellamente engalanadas, los centros comerciales con bonitas guirnaldas y pequeñas luces de colores intermitentes anunciaban la Navidad, invitando a comprar esos pequeños detalles que, por estas fechas se suelen regalar.
Sentado en un banco de la plaza del ayuntamiento, un anciano bebe un trago de vino de un tetra BRIK, mientras observa el ajetreado ir y venir de la gente. Se siente cansado lleva varios días caminando sin apenas comer nada y, el ultimo euro que le quedaba se lo ha gastado en el cartón de vino para calentarse el maltrecho
cuerpo. Este banco le parece bueno para dormir es bastante ancho, cuando termine de beberse el casi ya consumido cartón intentara dormirse, ¡esta noche va hacer bastante frío! piensa el anciano.
Entre las tinieblas de su cansada mente, le viene el lejano recuerdo del día que con lo puesto abandono todo lo que quería, ha pasado tanto tiempo!.
Había sido siempre una persona alegre y feliz, con su esposa sus hijos a los que adoraba, tenia un trabajo que le gustaba y le daba lo suficiente para sacar a su familia adelante, tenia sus amigos con los cuales se divertía en sus ratos de ocio.
EI día que cumplía sus 51 años la vida siempre cruel le regala un expediente de regulación de empleo y, a los dos meses con la mitad de la plantilla de la empresa incrementaban la lista del maldito paro. Como recompensa por treinta años de servicios fue indemnizado con una mísera anualidad de sueldo.
Su alegre carácter se fue transformando en acidez, su felicidad se fue marchitando, Termino dejando de ver a los amigos, poco a poco se fue encerrando en si mismo y, un día cuando la vida se le hizo insoportable, con lo puesto desapareció.
Durante años vagó de una parte a otra estuvo en lugares que ya había estado trabajando, a veces trabajaba una temporada, aunque era buen soldador las empresas querían gente joven, pues como hizo "su empresa" pretendían quitarse de encima a todos los trabajadores que según su criterio ya eran mayores para desempeñar esa clase de trabajos.

Un día se canso de mendigar unas horas de trabajo, agacho la cabeza y extendió la mano, se acostumbro al frío de la noche, se alimentaba con poco según la caridad de la gente, a veces tenia suerte y podía dormir bajo techo, cuando se cansaba de un lugar se echaba la mochila a la espalda y se marchaba a otro lado. Hacía tiempo ya que había dejado de cortarse el pelo y la barba y al verse en el espejo de los lavabos del pueblo que al que había llegado esa mañana, entre nieblas le vino el recuerdo de su familia… no habría nadie capaz de reconocerlo, ¿como iban a reconocerlo?, si el mismo se daba cuenta de que había perdido su identidad, contando que alguien lo recordara.
A ver si en este pueblo la gente es piadosa y esta Navidad puedo dormir alguna noche en un colchón bajo techo, con estos pensamientos sacó una lona que llevaba en la mochila, se bebió el ultimo trago que le quedaba en el tetra BRIK y, su melena y larga barba blanca desaparecieron bajo la lona.

Noto como le tocaban suavemente hasta despertarle, era un agente de la policía local con una guapa mujer y un niño que le miraban -me enseña su documentación le pidió el agente con amabilidad, el anciano miraba a la mujer y al niño sin hacer caso de la petición del agente, hizo un gesto como si estuviera soñando, de pronto se dio cuenta que, estaba en el pueblo de donde desapareció y, aquella guapa mujer era una de sus hijas que, al pasar y verlo dormido lo había reconocido. EI anciano con la ansiedad en los hundidos ojos, interrogaba a su hija con la mirada, -todos estamos bien padre y dirigiéndose al niño dijo: -este señor es el abuelo del que tantas cosas te hemos contado-.

Emilio Gaitán
España

A todos aquellos que en el ocaso de su vida, han sufrido un maldito expediente de regulación de empleo.