MIL Y UNA VECES LE PARECIÓ HABER IDO A RECOGER AGUA DE POZO CON ESE PESADO BALDE
Mil y una veces le pareció haber ido a recoger agua de pozo con ese pesado balde, pero para el pequeño Nasser no había más remedio que acceder a las órdenes precisas de su madre, siendo esta parte de sus obligaciones.
Una noche, extrañamente, su madre le ordena recoger más agua, – raro – pensó, nunca se le había ordenado recoger agua en horas de la noche, pero como siempre, accedió y salió en su ruta usual.
Al llegar al pozo se preparó a lanzar el balde cuando observó como la luna se reflejaba sobre el agua – hermosa – dijo, cuando de repente observó como el agua se perturbaba cuando las nubes la empiezaban a acariciar y como se tranquilizaba cuando reaparecía.
Sorprendido por esto, en un fugaz lanzamiento del balde pensó en atrapar a la luna, llevársela a su madre como regalo y ella conmovida lo libraría de aquella tediosa obligación. Lanzó, atrapó y cubriendo sin mirar el interior del balde, corrió hasta su casa.
Llegando al fin, sin voz ni aliento, le entregó a su madre el balde con la luna. Ella sin mirar su interior lo viertió casi todo en la pira ardiente, dejando sólo un poco para beber y diciéndole con una sonrisa – ¡Mmmh, fresca! –.
Una noche, extrañamente, su madre le ordena recoger más agua, – raro – pensó, nunca se le había ordenado recoger agua en horas de la noche, pero como siempre, accedió y salió en su ruta usual.
Al llegar al pozo se preparó a lanzar el balde cuando observó como la luna se reflejaba sobre el agua – hermosa – dijo, cuando de repente observó como el agua se perturbaba cuando las nubes la empiezaban a acariciar y como se tranquilizaba cuando reaparecía.
Sorprendido por esto, en un fugaz lanzamiento del balde pensó en atrapar a la luna, llevársela a su madre como regalo y ella conmovida lo libraría de aquella tediosa obligación. Lanzó, atrapó y cubriendo sin mirar el interior del balde, corrió hasta su casa.
Llegando al fin, sin voz ni aliento, le entregó a su madre el balde con la luna. Ella sin mirar su interior lo viertió casi todo en la pira ardiente, dejando sólo un poco para beber y diciéndole con una sonrisa – ¡Mmmh, fresca! –.
Lejo
lejodiez@hotmail.com
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1 comentario:
Interesante iniciativa, ya veré si puedo participar.
Felicidades por el blog y por lo de "La Voz" Gracias! ;-)
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