Aquella noche miré a través de las cortinas, y allí estabas tú, salí afuera y te encontré sentada en mi vereda, del otro lado de la reja, mirándome con esos ojos languidecientes. Recuerdo que te dije “¿qué querés? ¡salí de acá! Y vos seguiste mirándome con esos ojos. Parecías querer decirme que te había mandado “Lobo”, aquel perro Akita “callejero” que te había contado que yo lo dejaba dormir algunas noches en mi casa. No pude hacer otra cosa que abrirte la reja y dejarte pasar “¡Sólo por esta noche!” “Y las reglas son: No joder a mis gatos, no hacer tus necesidades aquí y dejarme dormir hasta la mañana, o sea, ¡¡¡NO LADRES!!!”.
No tardaste mucho en convertirte en “Selva” mi nueva perra Ovejero Alemán, cada día siguiente que abrí la reja de mi casa saliste y al ver que yo me quedaba y la cerraba, te diste vuelta y me miraste de vuelta con los ojos de aquella noche, con lo cual, volví a abrir la reja y entraste presurosamente a tirarte en mi galería, ¡una y otra vez!.
Por lo ancho de tu lomo, es obvio que vienes con “pasajeros a bordo”, y esa es seguramente la razón por la que te abandonaron. Pero bueno… eres buena con mis niños, ni que decir lo cariñosa que eres conmigo, así que…
¡Puedes quedarte!
Massimo
Quilmes - Argentina
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