*** Cómo Publicar Tus Cuentos***

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jueves, 9 de agosto de 2007

LA BROMA EQUIVOCADA

La broma equivocadaJamás pensó que eso ocurriría. ... Jamás pensó que eso ocurriría. Nunca. A pesar de las advertencias de sus padres y amigos. ¿Qué grave peligro podía traer el vagar con sus amigos y de vez en cuando pintarrajear alguna pared de la ciudad o un auto o un monumento?
Ahora “eso” le demostraba que estaba equivocado, totalmente. Tanto, que la sangre caía desde su cabeza y manchaba su ropa en su viaje hasta el piso de la fría y sucia habitación.
Ya no tenía lágrimas y sus ojos, entrecerrados por los golpes, miraban parcial y terroríficamente cómo “eso” tomaba a Daniela, su novia, y la golpeaba brutalmente.
Inútil gritar ni pedir ayuda. Inútil explicar ni tratar de hablar. Inútil resistirse al castigo. Solamente lamentarse en silencio por la imprudencia y por la estupidez de dejarse atrapar. Sus demás compañeros corrieron a esconderse, pero al ver que Daniela cayó en la calle, él la esperó, solidario, y ahí están las consecuencias.
Bien golpeada y bien violada, Daniela es tirada a una esquina de la oscura habitación. Él sabe que es su turno. Sonríe y uno de sus dientes cae y se posa en uno de sus zapatos. Vuelve a sonreír, alza los brazos, asiente, abre las piernas.
Intenta olvidar el maldito instante en el que él y sus amigos pensaron que era divertido pintarrajear el automóvil flamante, parqueado en una calle sin salida. ¿Cómo iban a saber que era de un importante miembro de la mafia? ¿Cómo?
Qué manera tan estúpida de morir, piensa mientras los hombres se agitan a sus espaldas. Y qué forma tan nefasta de vivir, si es que sale vivo de ahí. En ese instante se percata de que ya no importa el resultado de esa desgracia, el daño está hecho. Pide, entre dientes, que por favor le maten.
Una voz cavernosa le responde desde la puerta: “No, pues si te matamos el castigo estará incompleto”. Él sabe eso y sabe también que es cobarde para suicidarse. Pero ¿cómo ver nuevamente a los ojos a Daniela? ¿Qué les iba a decir a sus papás y a sus amigos? ¿Fingir que nada ocurrió o inventarse una historia en la que él sea el héroe?
Sí, ya nada sería igual. Desde esa tarde correría una absurda carrera para encontrar a la muerte y, por fin, olvidar.

Juan Secaira
Ecuador

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