REPETICIÓN
A los dos días de su regreso, intentó volver a la zona oscura, pero no lo consiguió; había luchado por años contra espectros y fantasmas para conseguir una oportunidad y lo había logrado, pero se dio cuenta de que su esfuerzo resultó estéril.
Nadie le recordaba, ni sus hijos le regresaban a ver, todos le observaban como a un apestado y no tuvo más remedio que sentarse en ese callejón estrecho e inmundo a esperar su muerte. Violentamente despertó, el callejón había desaparecido; se levantó, estaba rodeado de espectros que sonreían a su alrededor. Incluso creyó ver la cara de sus hijos entre las capuchas y las velas enormes y gruesas. Estaba de pie en el filo de dos mundos, y, para su mala suerte, ninguno le convenía. Saltó al vacío, ya despedazado y roto mucho antes de llegar a su destino.
Ecuador
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