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martes, 15 de julio de 2008

EL MISTERIO DEL CASTILLO - CAPÍTULO 38

Ya de noche Alexander sigue intentando usar sus poderes ante las burlas del público y las miradas atentas de Bladir y Jeff.
-hijo, no me vas a dejar otra alternativa que matarte…-dijo Bladir mirando a su descendiente.
-yo moriré pero mis amigos te matarán padre.-dijo Alexander pensando en su hermana.
Jeff desenvainó el arma helada y el arma de fuego y empezó a calentar…
-¿De verdad matarías a tu hijo? Si, seguro que si. Como también mataste a nuestra madre.- dijo Alexander con un brillo de odio en los ojos.
Bladir sonrió y le contesto que su madre seguía viva pero que no seguiría con vida para verla.
Ante esto, Jeff se adelantó pero Bladir lo hizo esperar para que a su hijo, Alexander, le diera tiempo a sacarle algo más de información.
-padre… ¿Por qué en el pasado reunió todas las esferas de los reinos si sabía que el caos y la locura vendrían y asolarían este reino?-preguntó Alexander desenfundando la espada espera a que su padre le conteste y una vez contestado, intentar exterminar a Jeff y a Bladir si fuese necesario.
-Alexander, tú y Kaede no sois de este continente, sois del continente del cual provengo yo, el continente de la penumbra, pues allí casi siempre hace mal tiempo y predominan colores oscuros y opacos…
Ante la estupefacción de Alexander, Bladir continúa narrando la historia de cómo todo llegó a no tener una buena solución sin muertes.
-Un buen día conocí a tu madre, yo era un príncipe y guerrero, luchaba por la justicia hasta que el día de nuestra boda, conocimos a dos invitados, un guerrero y un mago, ambos eran maduros, el mago era un charlatán y el guerrero no hablaba casi nunca.
Yo y tu madre les ofrecimos trabajo en este reino, del que tu madre era princesa y cuando nos casamos nos convertimos en reyes pues uno o dos años antes sus padres murieran asesinados sin saber por quién.
Al principio, todo iba bien, eran leales pero cuando se enteraron de que tu madre estaba embarazada, decidieron raptarla…
Bladir se disponía a continuar cuando Alexander lo interrumpió:
-padre, usted podía detenerlos, ¿Por qué no lo hizo? ¿Acaso alguien se interpuso en su camino?
-hijo, ese día era el aniversario de nuestra boda, y precisamente ellos me habían regalado esas esferas que durante años estuvieran ocultas por el peligro que suponía usarlas. Dos reinos se preocuparon y mandaron a sus ejércitos, el del volcán oculto y el de las montañas diamantinas pues desde hacía tiempo notaban una presencia maligna en mi castillo…
Yo y mi reina también la sentíamos pero no sabíamos que podía ser, estaban ellos dos y la criatura, que esta última me fue fiel en todo momento y nunca se largó con los seres que la habían traído.
La criatura para ayudarme propuso que le pidiera a las esferas el poder para recuperar a vuestra madre, pero algo salió mal y hubo una explosión de energía que dejó el castillo tal y como está ahora y lleno de bestias y monstruosidades, al principio rechazaba esos seres pero me di de cuenta de que había convertido el reino en un caos y a sus habitantes y la llanura donde estaba el pueblo de mi reino, en ruinas que ves ahora. Lo único que sé ciertamente es que envié dos soldados pues tan pronto me enteré de que habíais nacido os mandé recoger porque según me informaran vuestra madre ya débil y sus secuestradores os dejaran a vuestra suerte en el desierto, en una cueva a mitad de camino entre los tres reinos: el de la arena, el del fuego y el del hielo.
Allí os encontré, unidos, tú no me dejabas acercarme y la defendías con un palo seco que encontraras pero al final os disteis de cuenta y vinisteis conmigo. Pasasteis unos días en el castillo pero una vez que te defendías tu solo te encerré en el campo de batalla olvidado para que pudieras entrenarte como una vez hice yo. Cuando regresé no había rastro de ti ni de los dos soldados que encomendé tu protección, el soldado reluciente y el brillante, que te apoyaron a ti y a tu hermana aún incluso cuestionando mi autoridad.
Como te decía, no pude detener su huída porque el pueblo estaba eufórico y solo se acercaban y me agarraban abrazaban, no me dejaban pasar por mucho que suplicaba… no me transformé porque los mataría pues no me controlaba debido a la situación nerviosa que atravesaba. Lo que sé es que está viva, es el lazo que nos une, ella sabe mi estado vital y yo el suyo. Tú y tu hermana también podéis notarlo pero el de vuestra madre os es muy difícil porque nunca la habéis conocido, todo de ella para vosotros es un vago recuerdo. Lo siento. Pero ya sabes todo así que es hora de que abandones el lugar, aquí habrá una guerra, lo presiento. Se me olvidaba, hijo mío no volví a intentar a salir a salvar a tu madre porque hay algo o alguien que bloquea mi mente y no me deja tomar la decisión de poder encontrarla y traerla, me nubla la mente…-acabó de explicarle todo Bladir a Alexander.
-entiendo, esa es la criatura que no te deja, te está corrompiendo padre.-dice Alexander al mismo tiempo que en un ataque de ira atraviesa a Jeff tirándole las armas de un par de golpes devastadores.
Bladir lanza una onda de energía y mata a Jeff diciendo:
-es un asunto familiar, no te entrometas.
Los dos desenvainaron sus armas y se lanzaron uno en contra del otro, un combate paterno filial para saber quién de los dos tomaría la decisión a partir de ahora: encontrar a la reina. Para eso uno tendría que morir y otro sobrevivir, así el más fuerte podría detener y recuperar el reino y la paz que antes ahí había…
En determinado punto del combate, ambos se transforman y cargando todas sus energías en un solo golpe se lanzan uno contra otro, los dos cuerpos caen al suelo y uno deja de respirar…
De repente Lady se despierta sudorosa y se agarra el pecho sintiendo un sentimiento y un dolor muy profundo de haber perdido en ese instante de la noche a un ser querido muy importante para ella…


Javi
Galicia- España

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