*** Cómo Publicar Tus Cuentos***

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viernes, 22 de agosto de 2008

DESESPERACIÓN

Había ya caído la noche cuando el zumbido de un mosquito se escuchó en mi habitación. No tardé en levantarme, encendí la lámpara y con una prenda de vestir sucia traté de matar al maldito. Intento tras intento y mis extremidades comenzaron a sentirse muy pesadas; mis parpados se cerraron y mis ojos quedaron completamente ocultos.
Era una sensación espantosa la que me rodeaba y lentamente caí en mi cama. Mi cuerpo estaba inmóvil pero por dentro algo corría rápidamente, como si mi sangre se hubiese querido salir de mis venas. De pronto la inmovilidad desapareció y mis brazos y piernas empezaron a moverse loca y desesperadamente. El techo caía sobre mí.
Aquello me producía tal agonía que mis gritos se escuchaban hasta el otro lado de la calle. Pedí que me sacaran de allí, pero mis padres, que momentos atrás me había dejado en ese lugar, no podían oírme, o tal vez sí, pero no me ayudarían. No lo soportaba más. Me moría, me asfixiaba, enloquecía, y pronto empecé a alucinar.
Vi al mosquito que antes había tratado de matar pero ahora con dimensiones gigantescas, similares a las mías. ¡Me quería succionar la sangre! Instantáneamente un miedo indescriptible se apodero de mí. ¡Necesitaba ayuda! ¡Necesitaba salir de allí! ¡Necesitaba sólo una más! ¡Sólo una maldita dosis más!

Enrique Quijano S.
Xalapa, México.

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