EL MISTERIO DEL CASTILLO - CAPÍTULO 23
Echa a correr y al acercarse, descubre que era Sady.
-¿Por qué estas aquí sola?-pregunta Cliff extrañándose de que Alister no estuviera con ella.
-decidí esperarte y le dije a Alister que podía continuar…-contesta Sady mintiéndole.
-de acuerdo. Seguiremos hasta alcanzarlo.-ordenó Cliff empezando a caminar ligeramente.
Alister se queda observando al soldado de la armadura reluciente y se fija que en la dirección a la que este mira, están las ruinas donde Cliff se sentó a meditar…
Al cabo del rato, el soldado de la armadura brillante aparece corriendo con las pertenencias de Lady en su regazo…
Al ver esto, Alister se levantó y observaba con más atención la situación.
-parece que no has tenido problemas para llegar…-dice el soldado apoyado.
-no, en esta época del año los monstruos no salen hasta que anochezca, suerte la mía.-contesta el soldado de la armadura brillante esbozando una sonrisa.
Una vez terminado la charla que Alister no escuchó por que estaban muy lejos, se adentraron en el pueblo.
Alister decidió empezar a caminar hacia el pueblo para averiguar quienes eran eses soldados.
Sady caminando detrás de Cliff, sigue pensando en lo sucedido. A Cliff le extraña que ella no hable y entonces inicia una conversación:
-Sady, lo siento.
-¿Por qué?, no tienes la culpa...
yo soy la culpable de no haber dicho nada.-una vez que Sady dijo eso, le contó lo mismo que a Alister.
-claro, ahora entiendo el motivo del comportamiento de Alister. No te preocupes, salvaremos a Lady.
Dicho esto los dos llegan al lugar de acampada pero Alister ya se había marchado.
Alister está llegando al pueblo cuando se encuentra con una camisa blanca que formaba parte de la ropa de colegiala de Lady…
La coge y para su asombro ve que tiene manchas rojas, se teme lo peor. Agarra la camisa con fuerza y corre hacia el campamento donde Cliff y Sady están.
Cuando llega aún tiene lágrimas en los ojos.
-Alister, ¿Qué ha pasado?-preguntan Cliff y Sady.
Alister sin decir nada tira la camisa en el suelo y desenvainando la espada se dirige al pueblo.
Cliff se queda mirando la ropa y pensando.
Sady no duda, desenvaina también la espada y se dirige detrás de Alister al pueblo.
Al cabo del rato, Cliff los alcanza y juntos llegan a la entrada del pueblo.
En pueblo había unas cuantas casas pegadas, una pequeña plaza donde se cambiaban objetos o se compraban, la posada, una torre de vigilancia, y una armería.
Los tres amigos entran en la posada y una voz les dice:
-no permitimos el paso con armas en mano.
Una vez envainadas las espadas, les dejaron pasar y vieron al posadero, un hombrecillo más o menos de la altura de un mono.
Cliff se acercó y pidió tres habitaciones individuales pero de puertas continuas, es decir, puerta con puerta.
-¿cuanto es?-preguntó Sady.
-esta noche es gratis señores, invita la casa.-contesto el amable posadero.
-¿hay alguna fiesta o algo?-pregunta Alister, desconfiado.
-no, simplemente invita la casa señor.-repite el posadero pacientemente.
Alister asintió con la cabeza y dijo:
-me voy a preparar la habitación y a pensar un poco. Nos vemos a la hora de la cena.
-de acuerdo-dicen Sady y Cliff.
Dicho esto Alister sube al cuarto que le asignaron y se tumba en la cama a pensar.
Cliff, sale fuera y se va a ver las armas que tienen a vender en la armería.
Sady sin embargo, se dedica a pasear por el pueblo. Al cabo del rato caminando, Sady se encuentra con una granjita de aves parecidas a los avestruces pero también a las gallinas. Eran “gastruces”.
Al llegar allí una niña muy joven, de unos cinco años de edad, mira a Sady y pregunta:
-¿as perdido a tu novio?
Sady se extraña y pregunta porque dice eso. Entonces la niña explica:
-digo eso porque e visto que un chico que parece apuesto te miraba y entraba en la tienda de armas de mi abuelito.
Sady al saber que era Cliff el que la miró se sonrojó y dijo:
-es un amigo, yo solo estoy paseando y viendo vuestros animales que son bonitos.
-si, pero a nuestras gastruces, las ataca y se las come un bicho muy malo y feo. Es delgado y está en los huesos, siempre que viene está acompañado de un grandote que tiene una espada ardiendo y otra congelada…
Al escuchar esto, Sady se acordó de que era de la criatura de quien hablaba.
-¿a que horas se pasa por aquí?-preguntó Sady a la niña una vez tomada la decisión de derrotar a cualquier precio a ese ser despreciable.
-después de cenar, a la noche.
Dicho esto, una voz tierna grita:
-hora de cenar, cariño.
Era la madre de la niña.
La niña se fue y Sady se dirigió al comedor de la posada. Al llegar, Alister y Cliff, además de otros huéspedes de la posada, ya estaban sentados a la mesa.
Al acabar de comer, Alister no dijo nada y se fue a la cama. Cliff se quedó charlando sobre monstruos y hazañas con dos amigos aventureros que hacía tiempo que no veía. Sady, en lugar de irse a la cama, sale a la pradera y hace espera con la espada desenvainada a la criatura…
Galicia - España
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