EL MISTERIO DEL CASTILLO - CAPÍTULO 31

Justo cuando empieza a anochecer, Cliff, Sady, Alister y Lady llegan a sus distintos y respectivos destinos…
Sady impresionada mira hacia las lúgubres cavernas húmedas por las que tendrán que pasar para llegar a las montañas diamantinas.
Lady camina por un angosto pasaje entre la maleza cuando de repente tropieza con una liana tensa y Alister se tira encima de ella, pues de lo contrario un enorme tronco acabaría con la vida de su amada.
-gracias, Alister.-dice Lady sonrojada.
-nena, no pasa nada, ya sabes que nunca te dejaré morir.-contesta Alister aumentando la guardia pues empezaba a sentir una presencia.
Se oyen pasos, Lady se acerca a Alister y le agarra la mano.
Este, la acaricia y con una mirada le hace entender que no pasará nada.
La presencia desaparece y ambos siguen caminando pues aun les queda largo trecho que recorrer para llegar a la aldea de los seres que conocen la entrada al volcán oculto.
Cliff se adentra primero y asegurando la zona de que no hay peligro para Sady, le indica que puede pasar con un ademán. Esta obedece y pasa mientras de vez en cuando, mira hacia atrás como si tuviera la sensación de que alguien los siguiese…
Bladir deja el salón como si nunca pasase nada en ese castillo…
Sin pensárselo dos veces decide caminar hacia el gran puente destrozado donde abajo yace el campo de batalla olvidado. Con su magia vuelve a recuperar el esplendor del puente.
Se dispone a adentrarse en el puente para llegar al campo de batalla cuando la criatura se presenta con su nuevo engendro:
-señor… ya tengo aquí a mi nuevo gran guerrero, nadie puede con el. Se multiplica una y otra vez las veces que quiera. Venga conmigo, haremos la prueba.
Bladir, curioso, siguió a la criatura hasta el campo de batalla olvidado, una vez abajo, hizo una demostración.
-Cliff, Alister, Alexander, clones míos acercaros a vuestro creador.-dijo la criatura llamando a unos clones de nuestros amigos.
-Jeff, acércate.-dijo otra vez la criatura llamando a su última creación.
Los tres clones se pusieron en pose de combate y Jeff se acerca a estos lentamente.
Los tres clones atacan con la misma fuerza y destreza que los originales, logran cortarle un brazo…
-Jeff, regenérate y extermínalos.
El monstruo ruge con fuerza y del sitio donde estaba el brazo antes, le sale uno nuevo al cabo del rato, también del brazo que estaba en el suelo salió otro Jeff idéntico al anterior…
De nada sirvió que los tres clones atacaran una y otra vez pues uno de los dos Jeff los paralizó y el otro con un rayo de energía oscura los desintegró.
Bladir se sorprendió pues no lograba encontrar un punto débil en este ser.
Como por si mismo no se lo encontraba, le preguntó a su creador.
-siervo mío, ¿Cuál es el punto de desventaja de este nuevo ser?
La criatura empezó a reírse y no contesto, significado que dio a entender que su engendro no tenía punto débil.
-esta vez Cliff y Alister no podrán matarlo.-una vez dijo eso desapareció con los dos Jeff.
Bladir se quedó pensativo mientras verdugos y monstruos combatían como siempre en el campo de batalla.
Alister divisa a lo lejos un arquero bárbaro del pantano de lava…
Sigilosamente se acerca y antes de que pueda matarlo, Lady grita y este se da de cuenta de que estaban rodeados por eso el arquero dejó que se acercara.
Los hicieron prisioneros y los llevaron a la presencia del jefe de la tribu. Una vez dentro de la tienda del jefe, se quedaron a solas con el.
-bienvenido seas, Alister.-dijo el jefe con una sonrisa en sus labios.
-¿me conoce?-pregunta Alister sorprendido.
-en efecto, te conozco joven guerrero. Tú fuiste el que partió de aquí con una parte del ejercito hacia el reino de Bladir, a la guerra del campo de batalla olvidado, a salvar a la reina Lirlia del poder de las esferas que había reunido Bladir para invocar a un dios que le concediese sus caprichos y deseos… pero desgraciadamente llegasteis y según nos dijo un siervo del castillo, que poco después falleció, que vuestro grupo había desaparecido en la inmensa explosión y no había restos de nada.
-es cierto, ahora me acuerdo, gracias jefe ¿me puede mostrar el camino a mi hogar, el volcán oculto?-pregunta ansioso Alister por ver a sus iguales.
-si, hijo, sigue todo recto hasta que te des con algo invisible de frente, al llegar ahí usa tu espada y ya está. Le aconsejó el jefe mientras Lady y Alister se alejaban.
En el interior de la montaña, Cliff y Sady llegan a un clareado donde hay suficiente espacio como para que alguien les hiciese una emboscada…
Cliff lo sospechó y desenfundó su espada, Sady al ver eso, le copió. Estaban llegando al último claro donde ya casi se podía ver la salida hacia el pie de las montañas diamantinas cuando, de repente, un reducido grupo de salvajes les ataca…
-no te asustes, no son fuertes pero tenemos que derrotarlos pues no dejarán que nos marchemos.-le dijo Cliff a Sady advirtiéndola del peligro que suponía no defenderse.
Ambos empezaron a combatir y rápidamente se deshicieron de los salvajes que huyeron despavoridos. Sady se sentó en el suelo y agarrando la mano de Cliff, lo invitó a que el también se sentase. Se sentó, la miró a sus ojos negros, se sonroja y tomándole la otra mano lo besa dulcemente.
Pasarían allí la noche hasta el amanecer…

Javi
Galicia - España