Deje ir un suspiro corto, como evitando la incomodes del momento. Luego volví en si y me vi obligado a seguir.
Sin nada que perder, o al menos eso pensaba, se subió despidiendo con la mirada.
Veía como se alejaba mientras partía de la estación. Ya la noche se asentaba en los rostros cansados de los viajantes que regresaban a sus hogares.
Creía escuchar su voz en mi memoria dejando entrecerrar los ojos para despedirla por segunda vez.
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